Lloré

Aquel día lloré. Sin esperar a que la tarde se convirtiera en noche, o que mi cuerpo estuviera a salvo de la lluvia, solo lloré.

Lloré porque descubrí una verdad que hasta entonces no quería creer, entender, asimilar…guarda silencio que quiero contártelo:

Cuando te vi sentí que te quise, pero ahora, ahora no puedo llamarlo amor, porque este se da entre dos y el uno no hace parejas. Yo no tenía tales planes y quizás tu tampoco querías estar en ellos. En un mensaje invisible le pedí a tu recuerdo que entrara a mi vida, como si esa parte de ti tuviese el permiso de salir con mi imaginación y crear paraísos que gustaran a ambos.

No tengo miedo ahora del desprecio si lo sientes por mi ya no importa, porque de pronto me siento impermeable a tales sentimientos.

Lloré en un principio, porque sentí que me enamoraba. Lloré cuando me sabía cobarde y no era capaz de explicarte lo que sentía. Lloré cuando te sabía lejos, pero no hice nada para acercarme; porque te quería así libre, no para mí, sino libre de todos y hasta de todo. Pero también lloré cuando me di cuenta que debía olvidarte y lo estaba logrando.

Sí, lloré muchas veces por ti y para ti, pero también te escribí de muchas cosas, con muchos sentimientos gratos y extraños. Creyendo que estas dejarían su lugar dentro de mi cajón y volarían hasta tus manos para que fuesen leídos, pero sabia que ellos estarían en sus sitios hasta cuando yo decidiera sacarlos de allí.